martes, 31 de mayo de 2011

Pico Lucía - 29-5-2011

Preparándonos para comenzar desde el
pueblo de Navalonguilla.

El día 29 de mayo de 2011, realizamos la ruta de la subida al Lucía, cumbre que se encuentra en la Sierra de Gredos. esta ruta estaba en el calendario programada para el día 22 de mayo, pero como fue el día de las elecciones, se decidió aplazarla para el 29 de mayo. Desde un principio, parecía que el grupo no nos poníamos de acuerdo en el itinerario a realizar, para llegar a nuestro objetivo. Por este motivo, nos dividimos en tres grupos, cada uno decidimos subir por sitios diferentes. Debido a la niebla que reinaba en las cumbres, la mayor parte de nosotros nos confundimos de ubicación, a excepción del grupo de Luis, que en resumidas cuentas, fueron los que alcanzaron a subir al Lucia. Este grupo, se separo del resto al terminar la pista de tierra que traíamos, y cogieron un camino que en un principio no se apreciaba bien, y que sale entre los arroyos de los Canalones y el del Molino, el cual sube hasta un refugio y desde este discurre un poco más hasta desaparecer en el paraje de la Lucía, que siguiendo unos hitos, llegaron hasta la portilla de la Lucía (2.076 m), desde la cual hicieron el alto del Horco (2.157 m) y el Lucía (2.162 m), desde donde descendieron a la portilla de Linares (2.093 m), donde se encontraron con el grupo de Agustín, que venian de hacer el alto de Cabeza Pelada (2.248 m) y el Collado de la Ventosilla (2.206 m). Este grupo de Agustín, se había separado de nosotros en la subida que traíamos desde el arroyo de la Hoya por el paraje de los Linares, al llegar a las cascadas de los Linares, ellos decidieron subir hacia la derecha de este arroyo de los Linares, mientras que nosotros seguimos parácticamente su curso, que nos llevo hasta la portilla de los Linares (2.093 m). En la cual al no poder ver nada debido a la mala climatología que reinaba en la cuerda, decidimos que no merecía la pena seguir hacia la cumbre del Lucía, el cual le teníamos ubicado erróneamente hacia nuestra derecha, siendo su situación geográfica real hacia nuestra izquierda, se sobreentiende que esta observación de izquierda y de derecha va en relación con la subida que traíamos por el arroyo de los Linares. En definitiva y resumiendo, fue una ruta de lo más entretenida, en la cual todos quedamos satisfechos de lo realizado. Aún así tengo que darle la razón a Luis, ya que fue el único de nosotros que acertó con el enfoque de su recorrido, el resto por uno u otro motivo erramos nuestro itinerario.

En esta ocasión, nos les voy a contar ninguna historia o leyenda de la zona, hoy les voy hablar sobre la cabra montés de Gredos, animal que nos acompaña aún sin nosotros verlas en todos los recorridos que hacemos por este entorno montañoso que es el Sistema Central, y de cómo y el porqué de la creación del Coto Real de Gredos. Y dicho comentario dice lo siguiente:

La presencia de la cabra montés en la península Ibérica se remonta al período Pleistoceno. Las pinturas rupestres así lo manifiestan. El hombre del Magdaleniense cazó con sus armas rudimentarias ejemplares de esta especie. Durante la última glaciación se extendió mucho por las llanuras del área de las cabras salvajes, similares a las existentes hoy en la Sierra de Gredos; con la retirada de los hielos vuelve a subir a la montaña y su zona, en el Holoceno, se reduce a los macizos montañosos muy definidos. De este animal tuvieron conocimiento los antiguos historiadores, como Varrón y Plinio. Los reyes godos, cual esencia del triunfañlismo, cazaron en Gredos. Los árabes hablaron del macho montés. Alfonso X "El Sabio", deja constancia de este elegante animal en su libro de "cetrería". Durante mucho tiempo se le atribuyeron hechos y leyendas fabulosas: que respiraba por las orejas y que los ojos le servían para oír; muchas personas creían que la sangre de estos animales tenía poderes curativos para los males, como la tuberculosis, la pleuria, la congestión pulmonar; que ciertas partes del estómago servían para curar la peste y la histeria y que los cuernos tenían sus aplicaciones para curar enfermedades relativas a nuestro tejido óseo. Pasan las centurias... la nieve y el aire azotan los picos de Gredos. Es un joven rey Don Alfonso XIII, quien caza y ama con toda su plenitud la Sierra de Gredos. El monarca manda construir el "Refugio del Rey", derruido en la actualidad. Funda la guardería del entonces declarado Coto de Caza. En los últimos vastos pinares montañosos de Navarredonda se empieza a construir también lo que en la actualidad es el Parador de Gredos. Los años 20, del pasado siglo, fueron malos tiempos. Un abulense, José Mayoral Fernández, publica en la prensa un dramático artículo; iniciaba sus lineas "Como consecuencia de los importantes temporales de nieve en Ávila, se ha hablado en la prensa de la situación angustiosa en Gredos de los machos y cabras monteses. Los pastores las han visto hambrientas morder desesperadamente las puntas de las retamas dejadas libres por la inmensa capa blanca que cubre el suelo". Sn los guardas, a su cabeza el mayor, José Núñez, y un grupo de entusiastas quienes logran sortear este obstáculo que podía haber acabado en la extinción de la especie, pues ya se había iniciado su merma.
La creación del Coto Real de Gredos se debe a la iniciativa de don Miguel Amenzúa y del marqués de Villaviciosa de Asturias y con el entusiasta apoyo del Rey don Alfonso XIII. Se nombró guarda mayor a José Núñez controlando la vertiente Norte de la sierra, designándose para la vertiente sur a Domingo Blázquez y Julio Chamorro se hizo cargo de los servicios de Guía oficial para la organización de las expediciones cinegéticas.
El advenimiento de la II República y la guerra de 1.936 pusieron en peligro el coto de Gredos. Los propietarios de los terrenos reclamaban sus derechos de caza y por otra parte los furtivos empezaban a reallizar sus fechorías. Siendo director general d eturismo don Luis Bolín, y con el entusiasmo del Marqués de Valdueza, se transformó el Coto Real en Coto Nacional de Caza y de esta forma se reglamentó la cacería de la cabra montés y de una forma especial su protección por considerarla un ejemplar único.
El zoólogo don Ángel Cabrera realiza en 1.914 una gran labor al estudiar las características de la cabra montés y lograr una detenida y precisa clasificación, en un trabajo difícil y a la vez esmerado. Sobre la Capra pyrenaica victoriae, subespecie cinegética, que puebla el Núcleo central de la Sierra de Gredos.

Y después de haberle dedicado estas pocas líneas a la ágil y escurridiza cabra montesa, paso a exponer las imágenes que fui tomando a lo largo del recorrido.


Nos ponemos en movimiento.

Panorámica de a dónde nos dirigíamos.

Detrás de este primer pico, se esconde el
Lucia. Esta vaguada es conocida por el
nombre del Berceo.

Parando para picar algo, en el puente que
cruza el arroyo de Navalahuesa.

Panorámica.

Subiendo por el arroyo de la Hoya.

Todo era un pedregal.

Pequeña cascada en el arroyo de la Hoya.

Cabeza pétrea con gorra, en la cuerda que
sube hacia Peña Negra.

Peña Negra (2.096 m).

Llegando a la Hoya.

Arroyo de la Hoya.

La Hoya.

Descenso en cascadas del arroyo de los Linares.

Inmensa mole de Granito.

Panorámica de un cuchillar, donde las rocas
están en un continuo equilibrio.

Panorámica del pequeño circo de la Hoya.

Consultando Plano.

Comprobando coordenadas.

Arroyo de los Linares.

Tomando la dirección hacia el alto de
Cabeza Pelada, desde esta perspectiva
no se le ve.

Este grupo asciende hacia la portilla
de los Linares.

Portilla de los Linares.

Como estaban hablando y no me sacaban una,
me saque a mi mismo un primer plano
en la portilla.
¡Joder, bicho más feo!

jueves, 26 de mayo de 2011

Y Elena subio a la Ceja - 22-5-2011

Comenzamos la subida desde la plataforma
del Travieso, donde aún se aprecian los coches.




El pasado día 22 de mayo de 2.011, como era día de votaciones. Decidimos irnos a la sierra, para "meditar a quién votar". Decidimos subir desde la plataforma del Travieso a la Ceja, donde reflexionaríamos a cual o cuales candidatos votar, aunque una vez arriba y viendo la hermosura de vistas que podemos alcanzar a ver desde ese punto, por lo menos por mi parte quedo olvidado en el tiempo que estuvimos en la montaña el sin fin de discursos, mítines e imágenes, con que los medios de comunicación nos estuvieron agasajando durante el periodo electoral. Como digo: una vez puesto en marcha y, rodeado de la agreste naturaleza que nos envolvía, desaparecieron mis dudas sobre a quién si o a quién no votar. En esos momentos que pase en la sierra, me olvide de los unos y de los otros. Pero como todo lo bueno se acaba, como buen ciudadano, por la tarde acudí a cumplir con mi obligación de depositar mi boto.

Al discurrir el itinerario de esta ruta por la Sierra de Béjar, y llegar al Canchal de la Ceja cumbre de Salamanca, hoy les voy a contar una leyenda de la ciudad de Béjar, cuyos hechos ocurrieron allá por la Edad Media, cuando Béjar estaba ocupada por los árabes. Dicha leyenda cuenta lo siguiente:

Los Hombres de Musgo

Cuenta la leyenda que el día de Santa Marina, virgen que vivió disfrazada, los bejaranos que estaban escondidos en El Castañar se reunieron en la finca conocida como Centena para celebrar una misa, tras la cual, y quizás inspirados en la santa, recubrieron sus ropas con el musgo que crecía  en las rocas del lugar y, al amanecer, se dirigieron hasta la fortaleza musulmana parapetados tras su camuflaje. "Al venir el día, los centinelas abrieron la puerta de las murallas por donde entraron los cristianos. Los moros creyeron que eran alimañas o monstruos y salieron corriendo. Al darse cuenta que no lo eran, gritaron ¡traición, traición!, segun cuenta la tradición oral bejarana, recogida con posterioridad por los historiadores municipales. Desde ese día, la puerta por la cual se introdujeron los cristianos y reconquistaron Béjar se le dio el nombre de Puerta de la Traición. Dicha leyenda data de mediados del siglo XII y ha sido transmitida de padres a hijos hasta nuestros días. Y para atestiguar esto, existe un monumento en Béjar dedicado al Hombre de Musgo, con una leyenda que dice así: "En la Edad Media, cuando los árabes eran dueños de la ciudad de Béjar (España), los cristianos pusieron sitio y consiguieron entrar recubiertos de musgo y avanzando poco a poco de manera que podían confundirse con arbustos".

Y ahora como siempre; paso a exponer las fotografías que tome a lo largo del recorrido. En esta ocasión las fotografías no tienen la resolución que me hubiera gustado, pero es que fueron tomadas con un teléfono movil ya que la cámara me la olvide en casa.

Presa de Navamuño.

Panorámica de piornos, el camino discurre
entre ellos.

Moncho e Isabel.

Panorámica.

En esta podemos apreciar el pueblo de Candelario
en primer término, y detras de este la 
ciudad de Béjar. 

Bebiendo un poco de agua.

Presa de Navamuño.

Al fondo los Hermanitos de Hoyamoro.

Aún se pisa nieve.

Jorge.

La Ceja, nuestro objetivo.

Una a contra luz. De fondo tenemos la Covacha.

Laguna del Trampal.

Otra de la Ceja.

Madre e hijo.

Otra de la laguna del Trampal.

Cuerda de la Ceja, vista desde su cima.

La Ceja con su cohete.

Padre, madre e hijo.

Elena observando el circo de la Ceja, el cual
se abría a sus pies.

Panorámica de este.

Algunas tenían frio.

Panorámica de la vertiente del Arroyo Malillo.

Este amigo, que subió en calzonas y dejo los
pantalones en el coche, pasó algo de frio
en la cima de la Ceja.